Ánima Mediterránea es la muestra dedicada al Mare Nostrum que estará abierta al público en la sala de exposiciones del Museo del Mar hasta el 14 de mayo gracias a la mano de María Jesús Marina Alegre. "Lo que pongo es sentimiento", afirma la autora, que mezcla arte figurativo y conceptual a modo de "juego". La autora ha pasado cinco años pintando en Tel Aviv, Israel, pese a que es maestra de niños discapacitados, "pero lo que he hecho toda la vida ha sido pintar. De hecho, con mis alumnos generaba el vínculo a través de la pintura".

Lo primero que María Jesús Marina quiere comunicar con su obra es "proponer un acercamiento a otros mundos, cuyo parecido con el nuestro es indiscutible. Hay muchos otros lugares cuando sales fuera de los que piensas: ’ésta es mi tierra’". Todo ello bajo la firme convicción de que todos los pueblos mediterráneos tienen algo en común, "como la fauna, la flora, el agua, la luz... una luz que nos marca y nos hace distintos", que nos marca un carácter dual entre la calma y la pasión. "De hecho, muchas veces en Israel pensaba ’¿por qué no tenéis aquí unas tracas valencianas o unos fuegos artificiales y os desfogáis así?’, a lo cual la gente se reía".

Para María Jesús Marina el visitante "tan sólo tiene que entrar" a la exposición, sin ideas preconcebidas, sin expectativas, porque esa cercanía y parecido de los pueblos mediterráneos está vívidamente plasmado en los lienzos sobre Valencia e Israel y su espiritualidad, sus calles, su tierra...

Observar, pensar, ejecutar
El proceso de creación de María Jesús Marina comienza con la mirada: "Observo mucho, intento quedarme con los detalles en mi memoria", afirma. Después llega el boceto en lápiz y, luego viene el proceso de maduración, en el que María Jesús Marina sueña, piensa mientras pasea, analiza los tonos que necesita, planifica... y espera a que llegue el momento creativo para ejecutar. De hecho, actualmente tiene tres obras pendientes de terminar, hasta que aparece el momento idóneo para pintar: "a veces puedo tener una obra parada hasta un año porque crear no es tan fácil".

La obra que se podrá ver abarca lienzos desde 2007. ¿Qué ha cambiado durante estos diez años? María Jesús Marina afirma rotundamente: "He cambiado yo, así como la circunstancia de estar en Oriente para volver a Occidente". La experiencia vivida en Tel Aviv es "algo más que un momento" lo cual marca personalmente.

Bombardeos y apertura
Ahora que ha vuelto a España, María Jesús Marina sostiene que no echa nada de menos, "ni lo bueno ni lo malo". De hecho esta sevillana se ha afincado en Alicante y no se siente "extranjera", de hecho, "estoy en la mismísima gloria en España". Por contra, allí era diferente, dado que había estallado la guerra con Líbano, los ataques de Gaza, los muertos, los cortes de agua, las alertas rojas, los atentados... Una situación que llegaba hasta el punto de que si María Jesús Marina se dejaba el bolso en una cafetería, acto seguido la avisaban diciéndole "coja usted el bolso que si no revientan la cafetería", y "todas estas cosas te marcan y está presente en la obra".

En el lado positivo, María Jesús Marina ha aprendido hebrero, se ha relacionado con judíos que conservan la lengua materna, y la han tratado "fenomenal allí donde he ido, como en Ramala, en las clases que impartía de arte en la Universidad de Belén...".

Unión complicada
María Jesús Marina cree que el hermanamiento de las culturas del Mediterráneo sería una oportunidad perfecta para impulsar aspectos como la cultural y el arte, pero "de ilusiones se vive y lo veo muy difícil. Si judíos, cristianos, musulmanes... se unieran sería maravilloso porque por ejemplo, gracias a los judíos tenemos nuestra historia y nosotros también estamos enseñando a estas culturas que tenemos otra manera de vivir", afirma María Jesús Marina, para quien el Mediterráneo "es un mar de fusión".