Si decimos el nombre de Pedro Palao Narro, pocos reconocerán a quien se esconde detrás del número uno del 26º Congreso Nacional de Magia, en la especialidad de Magia Cómica. Muchos, sí que habrán aplaudido al mago Kachinocheve, quien también provocó el aplauso y la sorpresa la semana pasada en el murciano Teatro Romea. Fueron más de cincuenta los participantes y, en su rama, dobló en puntuación al siguiente perseguidor.
El mundo de la magia es muy complicado, porque no sólo has de presentar un truco, un juego, que sea orginial y salga bien. Si a ello se suma la enorme dificultad que entraña hacer reir a la gente, el mérito de este premio es doble. “Tu personaje puede ser muy gracioso, pero como no impresiones al jurado (que en este caso fueron Jorge Blas y Yunke, entre otros), como no sorprendas con tu magia, no haces nada”. De hecho, explicó que fue su nivel artístico el que más puntos le proporcionó (hasta 73 en total, rozando los 80 necesarios para conseguir el título de primera categoría).
A lo mencionado se suma la presión del tiempo. Diez minutos máximo, si te pasas un segundo, automáticamente descalificado. “Yo logré ajustar a 9.55... y sin reloj, sólo pendiente de una luz amarilla, que indica que te queda menos de un minuto. Si estás muy metido en el personaje y en el juego, es muy fácil pasarse”.
Arrancó vestido de buzo ante 1.100 espectadores. “Con gafas, aletas, un traje de neopreno y un pulpo de peluche a la espalda, para pasar a cambiarme en tan sólo dos segundos a mago. Por completo. A partir de ahí, magia, juegos de mentalismo y mucho humor”.
Confiesa Pedro Palao que cada vez es más difícil sorprender, sorprender al público en tiempos donde internet y las redes sociales nos someten a un sinfín de estímulos y donde se desvelan casi todos los trucos. “Sin embargo, todos mis juegos, mis trucos, son ideados por mí. Hay muchos magos que recogen de aquí y allá y construyen un pequeño show. Lo que nos les ha llevado a aprobar. La originalidad, premia, impacta. Si tu personaje recuerda a algún mago conocido, no ayuda. Lo nuevo, vende. De hecho, el jurado me confesó fuera de tablas que, hasta que llegué, estaban un poco aburridos”.
“Que los profesionales de la magia en España reconozcan tu trabajo, me llena de orgullo. Más después de veinte años dedicándome a ello”, explica el mago. Muchas son las representaciones que lleva a sus espaldas, y un buen número de ellas en festivales benéficos y galas de asociaciones santapoleras. “La profesionalidad, el bagaje, el humor, ayudan, pero cada vez es más difícil, porque la realidad abruma. Por eso me gustaría decirle a la gente que se dejen entretener, que disfruten y que, después, saquen sus propias conclusiones. Cuando consiguen relajarse, romper las barreras, todo funciona. Para mí es un éxtasis”.
Una magia de cercanía, de primer plano, cargada de humor... que sorprenda, que ilusione, que enganche, es muy, muy difícil, “un profundo handicap que he de tener en cuenta. Mi personaje, de ello, se emociona mucho cada vez que le sale un truco. Para enganchar, para arrastrar. De hecho, suelo decir que sufro de tercera personalidad. Reconozco que es muy difícil, ya que oscilo entre el friki y el mago y en cualquier momento cambia la personalidad. Agradezco también que el público haya sabido entender mi personaje y valorar mi actuación”.
Pese a todos los estímulos procedentes de redes, medios de comunicación, etcétera, “la magia aún existe. No es como antiguamente, que la gente ignoraba todo, máxime cuando antes se guardaban celosamente los trucos. Yo acudo a muchos shows, hago magia bis a bis, de persona a persona. Cuando acierto, la gente flipa. Sigue sorprendiendo, pero hay que remar mucho”.
El galardón le fue entregado por Jorge Blas y el propio Juan Tamarit agradeció mucho la representación. “Tamarit es un hombre que lleva 74 años por ahí y, aunque no se vea, sigue haciendo su magia. Eso también anima. Todos nosotros tenemos un Juan Tamarit dentro, que nos ayuda a exagerar el acto y a animar al público, que bien puede situarse en un teatro o en una cafetería”.
Para las nuevas generaciones, les aconseja que se aficionen a este mundo, que beban de una y otra fuente, “pero que siempre creen su propio personaje y que sean originales. Lo que gusta al público es que tenga una magia única, que sean originales”.