Alas seis y media de la mañana ya estaban los romeros congregados en la Parroquia de la Asunción para recoger sus cañas bendecidas y cantar las tradicionales jotas a la Virgen del Rosario. El silencio matinal de una fresca mañana santapolera era roto por los vítores a la belleza de la Virgen y el hipnótico sonido de la dolçaina y el tambor, que acompañó a toda la comitiva por uno de los paseos más hermosos de todo el litoral mediterráneo. La belleza se marcaba especialmente al paso de virgen y romeros por la antigua piscina de Santa Pola del Este, donde el verde de la vegetación y el azul del mar contrastaban hermosamente con las flores y los atuendos deportivos. El paso impreso no era lento, por lo que se hace necesaria la parada en La Cadena, donde no sólo se aprovechó para hidratarse y reponer fuerzas, sino también para cantar una salve rociera a la Virgen del Rosario. Continuó el camino hasta llegar a la ermita a eso de las diez de la mañana. Allí, y bajo una gran carpa llena hasta la bandera, se celebró la misa cantada por el grupo Los Romeros y oficiada por el párroco, José Navarro.
El alcalde, Miguel Zaragoza, la concejal de Fiestas, Ana Blasco, el edil de Seguridad Ciudadana, Antonio Pérez Huerta y el pregonero de las fiestas del Rosario, Pascual Orts, acudieron con devoción a una homilía en la que Navarro destacó algunos pasajes de la figura de Cristo y pidió que todo el mundo reflexionara sobre la misma. Finalmente, muchos fueron los que optaron por un refrescante baño antes del regreso al pueblo.